¿Qué pensarías si te dijera que las marcas con más éxito tienen muchísimas cosas en común con la religión? Suena ilógico, ¿no es así? Pero la verdad, con respecto a creencias, rituales e iconografía, parece que sí. Las personas buscan desesperadamente quienes les asesoren sobre sus problemas tecnológicos o corren para oír sermones en los Samsung Galaxy Studios. Buscan la asistencia, la amistad y la redención. Se ha hecho evidente que las tiendas como la Apple Store, con su inteligente acercamiento al consumidor, se han convertido en lugares para congregarse, confesar, aprender, quejarse e incluso tener revelaciones. Exactamente igual que una iglesia.

¿Y cómo hicieron esto? Fácil, utilizando los valores que ocupan las religiones: lealtad, compañerismo y reverencia. Dejamos de lucir como personas en una simple tienda de soporte tecnológico para convertirnos en fieles en busca de salvación. Y nos preguntamos, ¿está mal que suceda o que simplemente pensemos que es cierto? No necesariamente. Estamos viendo un fenómeno que es mundial en donde las marcas de tecnología, en especial las de celulares inteligentes, se están adentrando en un espacio sagrado. Según estudios, podemos presentar patrones similares en una persona con un producto de alguna marca exitosa y una persona religiosa con una iconografía sagrada. ¿Pero por qué?  ¿Qué comparten las marcas de tecnología y los símbolos religiosos que desencadenan el mismo comportamiento?

Según el padre del psicoanálisis Sigmund Freud, la religión cumple una necesidad de creer en algo y la tecnología, sin duda, cumple con estos preceptos. Sea para llenar un vacío y darnos un propósito o razón existencial, los dispositivos se han convertido en nuestras herramientas de salvación al ofrecernos esperanzas, promesas, apoyo y sentido de comunidad.  

¿Y esto durará? ¿Irá en aumento? Sí, ya que nuestra dependencia de los dispositivos y el seguimiento minuto a minuto de ellos se ha vuelto sumamente evidente e irá acelerando progresivamente, tal vez sustituyendo aquello que una vez sentimos por las religiones.